Yo no quería volver a casa. Yo quería ir y verte. Y tampoco estaba tan lejos. A saber cuántos centenares de veces he recorrido esos caminos. Mi casa pillaba mucho más lejos. Pero se me cruzó entre ceja y ceja la idea de ir a casa. A ello le alentaba el inmenso dolor de pies, cadera y la rodilla. Y sin olvidar mi vergüenza frente a tus amig@s y lo sosa que soy.
Me moría de ganas de verte. Aún lo hago. Eres la primera persona a la que dije que había vuelto de vacaciones y precisamente porque con quien yo quería salir era contigo. Pero soy imbécil, y en vez de ir a verte, de estar, simplemente el echo de estar, contigo, preferí darme media vuelta e ir en dirección contraria. Hacia mi casa.
Ahora lo pienso y me angustio y, sí, estoy llorando otra vez, pero yo quiero verte y abrazarte y estar contigo. Y por cosas como esta, yo sola la cago y pierdo oportunidades.
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