Allí metida me siento pequeña, encerrada. Una hormiga en su hormiguero rodeada de más como ella haciendo todos lo mismo una y otra vez. Allí nos enseñan, allí aprendemos, mas la verdad está fuera. Caperucita vivía feliz y tranquila, hasta que se cruzó con el lobo. La realidad no está en el hormiguero, allí nos muestran utensilios para el día a día, pero realmente esa no es nuestra vida. Nuestra vida está en las calles, en casa, en sociedad. La fría y cruda realidad está fuera. Y en ocasiones es cálida como una taza de cola cao recién salida del microondas, sí; sin embargo otras veces es dura y fría como el mismísimo hielo.
Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.
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