Frase

Frase del mes
Quiero mirarme en el espejo y que me guste lo que veo, Cuesta seis días por semana. Quiero que lleguen los domingos y no vuelva el miedo, Quiero tomármelo con calma.
-Vale la Pena - Paula Mattheus

martes, 31 de marzo de 2015

A nadie.

Hay cosas que a nadie puedo contar. A nadie.

Cosas que oprimen. Cosas que son las culpables de todo lo demás. Pero son cosas que a nadie puedo contar. Ni a mis padres, ni a mis más queridas profesoras, ni a la psicóloga, ni a mis amigos, ni a mi novio. Ni siquiera aquí.

Entonces, ¿qué hago? Me destruye por dentro. Me quema. Me abrasa. Puede conmigo. Eso y todo puede conmigo. Y yo no puedo luchar en su contra. Necesito ayuda. La estoy pidiendo a gritos pero nadie puede oírme. Nadie oye mis súplicas, nadie las entiende realmente como son. No culpo a nadie. Yo realmente no sabía qué ocurría hasta ahora. Y aún no lo sé. Y ojalá no sea realmente lo que he descubierto que es. Pero me temo que lo sea.

Cuando no tengo a nadie con quién contar, a quién contar todo eso, ¿qué me queda? Es un monólogo en mi cabeza día tras día, noche tras noche. Un monólogo que aflora sobre todo en el lugar más reconfortante de la casa.

Cuando nadie tengo a quién contar, ¿qué me queda? Me queda llorar bajo el chorro de agua caliente. Eso me queda.


Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

lunes, 30 de marzo de 2015

¿Cuándo dejaré de llorar?

Llevo años diciendo que me sentía sola. Que necesitaba un novio que me quiera. Años angustiada porque nadie se interesaba en mi. Y ahora que tengo novio siento que no lo quiero.

No que no lo quiera exactamente. Es una sensación de no poder estar con él. Es algo raro. Estoy muy confusa...

Necesito que alguien me quiera. Necesito saber que importo a alguien, que no soy un cacho de "nada". Necesito que alguien me haga sentir lo que yo por mi misma no siento. Pero ahora que tengo novio no puedo tenerlo, no debo.

Soy demasiado fría. Demasiado analítica. Un momento estoy pensando que quizá no me quiera más que como un entretenimiento y al siguiente soy yo la que pienso que, para qué preocuparme. Soy adolescente, tengo que divertirme y no preocuparme en eso.

Sé que no vamos a estar siempre juntos. Que nuestra pareja no es definitiva. Pero sobre eso se imponen además en mi mente otros pensamientos. Entonces analizo esos pensamientos. Esas diferencias. Somos completamente contrarios. No encajamos para nada. Y lo peor de todo, todo eso me lleva a la conclusión de que ya no le quiero.

Sí, me llena, me divierto. Quizá me dio parte de esa confianza que me faltaba. Me hizo pensar que alguien me quiere como soy. Pero ya no estoy tan segura. "Soy adolescente, tengo que divertirme y no preocuparme en eso" pero a quién pretendo engañar. Yo también necesito que me demuestren que me quieren y me valoran y que les importo. No. Tengo que divertirme, pero no así. Ahora ya no quiero solo diversión. Quiero alguien que de verdad pueda estar ahí.

No sé qué voy a hacer. Lo último que quiero es hacerle daño a él, pero tampoco quiero hacerme daño a mi. Y tampoco sé lo que siento. No sé si le quiero o si no. Si quiero seguir o solo seamos lio. No sé si es mejor que vuelva a estar sola o si me voy me daré cuenta de que sí le quería. ¿Por qué mierdas tiene que ser todo así de difícil? ¿Por qué no puedo disfrutar de las cosas de una jodida vez y olvidarme de mi cabeza, de mis pensamientos, de lo que no comprendo?

Así no disfruto. Así solo sufro y lo paso mal sola. Así lo único que estoy haciendo es llorar día tras día, por todo y por nada. Por no saber qué sentir. Qué pensar. Qué hacer. No diferenciar qué merece la pena y qué no.

¿Cuándo podré por fin dejar de llorar?



Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

jueves, 26 de marzo de 2015

Cepillo y vaso.

Era la tercera vez que se enjuagaba la boca, y sin embargo, nada. Ahí seguía ese mismo sabor agrio y molesto. Ese que le recordaba lo que había hecho.

Resignada decidió volver a lavarse los dientes. Quizá así se conseguiría deshacer por fin de esa sensación. El mismo proceso que antes: coge cepillo de dientes, echa un poco de pasta, lo moja y a la boca. Una vez terminados de lavar, vaso, agua, enjuagar y escupir. Enjuagar y escupir. Enjuagar y escupir. Enjuagar y escupir...

Nada. Ni por esas... Ahí seguía esa acidez. Llena el vaso una vez más y bebe, de esta forma quizás se despeje la garganta. Pero el intento vuelve a tener un resultado fallido. Se mira en el espejo. Ya han pasado varios minutos, pero aún está roja. Aún tiene los ojos llorosos. Y tiene ese sabor asqueroso instalado en su garganta. Las manos las tiene ya limpias. Impolutas. Pero las mira y en ellas ve el recuerdo.

No es la primera vez. Ni la segunda. Y se había prometido no volverlo a hacer. Se lo prometió. Y lo consiguió durante semanas. Estaba orgullosa. Estaba... ¿curada? No. Nunca llegó a ser enfermedad. Era muy consciente de lo que hacía y de que eso estaba mal. Y no lo hacía todos los días. No había llegado a estar enferma... ¿verdad?

Pero tras semanas, había vuelto a flaquear. Y ahí estaba otra vez. Metida en el baño. Observando sus manos y el cepillo de dientes alternativamente. Un absoluto silencio a su alrededor pero retumbando aún en su cabeza el sonido de las arcadas y la cisterna al llenarse tras llevarse la prueba del error por las tuberías.



Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

lunes, 23 de marzo de 2015

Qué rápido todo.

Cómo cambian las cosas de un día a otro a veces, ¿no? Un sábado cualquiera estás hablando con un amigo y lloriqueando que no te quiere nadie y ese mismo lunes llegas diciéndole que tienes novio.

Qué rápido ocurre a veces todo. Cuán raro se siente uno al comprobar lo que ven otros desde fuera.

"-Estás despeinada. -¡No es cierto! -¿A que sí? -Lo que está es enamorada". 
¿Enamorada? Yo no lo creo... aún es muy pronto para ello. Solo me he enamorado una vez y más me valía no haberlo hecho. Quizá por eso me de tanto reparo enamorarme, quizá solo sea verdad lo de que nos enamoramos solo dos veces en la vida. Quizá todo sean gilipolleces. Lo que sí estoy segura es que aún no estoy enamorada. Aún. Para eso tiene que pasar el tiempo, tenemos que avanzar, que conocer.

No creo estar enamorada, aunque lo mismo me equivoco, pero lo que sí sé es que, a día de hoy le quiero. A día de hoy, y de ayer, y de antes de ayer. Incluso quizá el día que él me lo dijo a mi. Pero entonces aún ni salíamos y no respondí.

Yo me asusté. No sabía a dónde llevaría aquello y un te quiero me pareció tan precipitado... Tenía miedo. Estaba asustada. Sabía que yo iba a caer en sus brazos al final, me conozco, y más si le decía te quiero. Por eso no lo hice. ¿Y si él luego no quería nada más? ¿En qué posición me dejaba, nos dejaba eso?

Pero ya no tengo miedo. Ahora sí sé que no fue una mera palabra. 
Ahora yo sé que le quiero. 


Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

domingo, 1 de marzo de 2015

¿Por qué siempre?

¿Por qué siempre ella?
La quiero mucho, es muy importante para mi, pero ¿por qué? ¿por qué tiene que ser siempre ella quien se lleve a los tíos?


A mi me gusta otro chico, sí, pero eso no significa que otros no me atraigan ni me pongan. Y no tengo más que eso, un "a mi me gusta, yo a él no". En cambio ella tiene casi una relación zanjada, quedan dos hilos por coser, y ahí la ves.

Me jode. Me jode y mucho, porque siempre es ella. Ella es la tía buena que se los lleva al huerto, la que les atrae, y yo la tontaina. Estoy cansada... Cansada porque no es la primera vez que ocurre.

Y en el fondo ella no tiene la culpa de nada. No es culpable de ser quien es y cómo es ni del cuerpo que tiene. Pero aun así duele.

Y él/ellos tampoco son los culpables al fin y al cabo. La naturaleza es como es y en el fondo somos animales y todos buscamos el mejor espécimen. Pero duele.

Porque tener la autoestima por los suelos no es divertido, y hasta las bromas de aquellos a quienes quieres, por muy bromas que sean, llegan también a doler.

“Para que alguien te quiera primero tienes que quererte tú mismo”. Sí, repetirme esa frase las veces que queráis, pero sin embargo yo si no veo que hay un alguien que me quiere no puedo quererme a mí. Estoy en un bucle, y de ahí no puedo salir.

Estoy confusa. Mucho. Mis sentimientos se agolpan y dan puñetazos a una pared intentando salir, queriendo ser identificados. Ahora ni cabeza y corazón saben qué hacer.

¿Por qué todo es tan jodidamente difícil?

Lloraré antes de dormir. Lo veo ya venir. Y en el fondo lo necesito. Necesito desahogarme, soltarlo todo. Este fin de semana ha estado demasiado lleno de nervios y adrenalina. Necesito soltarlo todo.

Ahora solo quiero hablar, aclarar –o intentarlo- la situación, e irme a dormir.



Que los lobos protejan vuestros sueños.

K.