No. No poder por el simple hecho de que decirlo convertiría esos miedos o deseos, esos sueños, en una realidad. Ya no serían pensamientos que podrían o no haber existido en mi mente sin que nadie más lo supiera. Ya es algo dicho en voz alta.
Por que esa es otra, son cosas demasiado importantes para mi como para contárselas a un@ amig@ por medio de una pantallita. No. Son cosas que si salen de mi, tienen que ser mediante voz.
Otro aditivo más. Odio las cursiladas, y esas cosas que pasan por la mente, dichas suenan como tales. Contar un sueño, decir lo que deseo. Esas cosas no puedo darlas forma fuera de mi mente por éstas razones.
¿Qué ocurre entonces? Pues nada, que me tengo que aguantar y comerme mis pensamientos sin poder decírselos a nadie. Sin poder desahogarme, y son esos los pensamientos que van haciéndose una bola cada vez más grande y acaban empujando las lágrimas al exterior en el momento menos -o debido a tantas, ya más- pensado incitados por una pequeña chispa, un pequeño y fugaz atisbo de pensamiento.
K.H.R.L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario