Frase

Frase del mes
Quiero mirarme en el espejo y que me guste lo que veo, Cuesta seis días por semana. Quiero que lleguen los domingos y no vuelva el miedo, Quiero tomármelo con calma.
-Vale la Pena - Paula Mattheus

jueves, 27 de noviembre de 2014

"¿A qué tienes miedo?"

Ahora que vuelvo a llorar pienso en las preguntas que me plantearon ayer.

"¿A qué tienes miedo? Hay veces que tenemos miedo a algo y es lo que nos hace estar mal, ¿tú sabes qué es?"
Sí, yo tengo miedo. Tengo miedo a defraudar a mis padres. A defraudar a mis profesores. A todos aquellos que me rodean y han puesto sus esperanzas en mi. Y tengo miedo de defraudarme a mi misma.

Quizá tengan razón. Quizá me ponga unas metas demasiado altas. Dicen que aun así podría alcanzarlas, pero siempre y cuando no me causen problemas a mi misma. Físicos y psíquicos. Y lo están haciendo. Me estoy minando sola. Pero no puedo evitarlo. Estoy acostumbrada a nadar, y me da miedo ver el fondo. Me da miedo bajar un peldaño, y me estoy resbalando.

Me da miedo no descubrir qué quiero hacer. Crecer y darme cuenta de que no encuentro algo en lo que valga. Me da miedo estar descubriendo que todo aquello que me gustaba, todo lo que se me daba bien, se está volviendo en mi contra. Sentarme en mi escritorio frente a un problema de matemáticas, de física, o de lo que sea me supone un reto. Me da miedo sentarme en la silla. Me da miedo enfrentarme al lápiz y al papel, que no me llevan más que a resultados erróneos.

"Estás aprendiendo. Para eso vas a clase, para aprender, si ya lo supieras no tendrías que ir." Pero el problema es que no aprendo. Como a todo lo que me enfrento, siempre tengo delante esa piedra con la que tropiezo. Y no aprendo.

Vamos a paso de tortuga con las clases, y eso también me estresa pensando que no va a dar tiempo a dar todo lo necesario. Pero sin embargo, por contra, me parece que vamos muy deprisa. No entiendo las cosas. No entiendo las matemáticas ni la ciencia en general. Y si ya no entiendo lo que entendía, lo que era mi fuerte, mi balsa en medio del océano, ¿a qué me aferro ahora?

No sé qué hacer. Solo sé sentarme delante de un teclado y un monitor. Y escribir. Y llorar. Y desahogarme escribiendo. Pero ya ni si quiera esto me libera a veces.

Sartre dijo que el hecho de ser humanos nos producía angustia por tener que elegir. Por ser libre de nuestras elecciones. Nunca podría haberlo entendido mejor. Ahora mismo, detesto ser libre y tener capacidad de tomar mis propias decisiones, pues esto me agobia y me hago daño.

K.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Enferma.

Llevo enferma casi medio año. Al principio eran simples dolores de tripa. Continuos y tras cada mínima consumición, pero dolores soportables.

Ahora, llevo algo más de un mes con dolores cada vez más fuertes. Dolores que me doblan sobre mi misma y en ocasiones me impiden moverme.
Mis padres y médicos lo achacan a los nervios, al estrés, tanto de exámenes como de mis propias metas. Y aunque creo que se trata de algo más, apuesto a que es eso.

Pero es sumamente horrible. El estrés me hace ponerme nerviosa. Esos nervios provocan dolores, y esos dolores me impiden concentrarme. Cuanto menos me concentro más me estreso por no conseguir llegar a lo que quiero y esto me altera, me desespero y me paso ratos enteros llorando.

Cada vez duermo peor, cada vez como menos por miedo al dolor. Pero luego me dan ataques de hambre y vuelve a doler.

El maldito estrés, los nervios, el cansancio y la angustia me la provocan los estudios. Estudios, que más de una vez, desesperada y agobiada he pensado en abandonar, pero todos me dicen que yo puedo.

El estrés es por los estudios, mas no es lo único. He tenido muchos problemas, y entre ellos, de los mayores ha sido el perder por aquellas circunstancias a alguien. Y ese alguien no lo sabe. Ese alguien me culpó a mi de cosas que no tenían pies ni cabeza, cosas que no habían sucedido, que se inventaba, y que a mi me hundían.

Él no sabe que yo estoy enferma. Él también, pero yo lo sabía y cuando podía intentaba hacer lo que fuera para ayudar. Él, llegado el momento, jamás me preguntó cómo estaba yo.

Me gustaría decir que es un tema que quedó en el pasado. Un tema olvidado, una amistad que al igual que las de colegio dejas atrás sin problema y solo con morriña al recordar. Pero no puedo decir eso. No me puedo engañar. Ahí sigue su recuerdo, su sombra sobre mi acechando. Oyendo hablar de él a mis amigas. Sin ellas saber nada, ellas no tienen culpa. Y no puedo dejar todo atrás, porque parte de mi "enfermedad" parte de lo que me ha provocado esto. Esta angustia, ansiedad, dolor. Parte de ello ha sido todo lo ocurrido.

K.

Esta vez, los lobos no pueden salvarme.


domingo, 23 de noviembre de 2014

Escriba su nombre aquí (Cuartoymitad)

Esta tarde ha venido a mi pueblo una compañía de teatro a representar una obra. Esta se llama "Escriba su nombre aquí", y la compañía Cuartoymitad.

Ha sido una obra absolutamente maravillosa y divertida. A los adolescentes nos ha hecho reír con cada una de las situaciones y las frases, y sobre todo ha desencadenado risas en toda la sala con el lema "Mi twitter empieza donde acaba tu spam".

Pero aparte de risa y diversión, es una obra crítica que te hace pensar. Una obra que todo el mundo debería ver. Sobre todo, aquellos que se empeñan en cuadricular todo y decidir por otros.

A raíz de ella yo pienso, ¿quién si no yo tiene derecho a decir sobre mi? Sobre mi futuro, sobre dónde quiero estar, sobre quién quiero ser. Ni siquiera los padres tienen capacidad para ello. Yo seré quien yo quiero ser, y cada uno deberá decidir por sí mismo esto mismo.

Yo saco esta conclusión y podría sacar muchas más. Al igual que vosotros las sacaríais al verla. Si tenéis ocasión, id. Yo la recomiendo.

Además los cinto actores son geniales y super simpáticos, hasta han accedido a firmarnos nuestros Pasaportes Culturales a los que nos hemos podido quedar a esperar que salieran.

No sé ya que más decir pues tampoco quisiera contar la obra para aquellos a los que le llame la atención y quieran ir. Así que por último dejo un fragmento de una frase de uno de los monólogos de una de las actrices que me ha gustado mucho.

"... yo estoy siendo el recuerdo de todo lo que soy y seré. ..."

Nada más, simplemente dar las gracias a Cuartoymitad por ofrecer una tarde tan perfecta con su obra y desearles mucha suerte y que nosotros estaremos si vuelven.

Aquí su página http://www.cuartoymitadteatro.com/

Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.





viernes, 21 de noviembre de 2014

Madurez forzosa.

Ahora que, tan oportunamente, en el reproductor aleatorio del ordenador suena "El Síndrome de Peter Pan" (Porta, Reset) voy a escribir sobre madurar.

Y digo que es tan oportuno porque, después de llevar semanas sin escuchar esta canción, entre las más de 2300 canciones, esta noche, suena. Hoy, que justamente hablaba con un amigo de lo infantil y la madurez.

Una vez él y otros amigos se enfadaron conmigo por llamarles infantiles. Por tanto, cuando yo, no recuerdo la razón, he comentado algo sobre ser infantil me ha preguntado que qué me pasa a mi sobre ese término en concreto no me ha extrañado en absoluto.

'Hay que madurar' le he dicho, y su respuesta ha sido que no hay un porqué. Le he tratado de decir, que hay veces que aunque no quieres, las circunstancias externas, o el comportamiento de otras personas te lleva a ello de forma obligada.

Hemos hablado también de que ser maduro no quita no poder tomar un papel infantil, como es mi caso con mi comportamiento.

Pero, claramente la explicación de la obligación no le ha valido así de simple y ha querido saber más, y saber qué me ha hecho cambiar y madurar a mi. Mas, ¿qué contar cuando, por amigo que sea y por mucho que sepas que no va a decir nada, no quieres contarle?

El problema no es que lo vaya a pregonar o no, pues lo dudo. Si no que soy yo la que no quiere decir nada. Muy pocos saben de ello. Prácticamente nadie sabe toda la historia. Y los detalles nadie más que yo.

¿Cómo explicarlo entonces?
¿Sabéis, cuando a un/a niñ@ que aún no ha alcanzado la adolescencia si quiera, pierde a uno de sus progenitores? Esa niña es obligada por las circunstancias a madurar. A comprender antes que otros lo que es perder a un pilar de tu vida y tener que continuar.

Pues bien, mi caso quizá no sea tan extremo, pero tiene la misma base.

Cuando una persona en la que confiabas te engaña, te rompe, y eso te hace aprender una gran lección. Pero cuando descubres que hay una segunda persona que ha estado jugando contigo, utilizándote, y tratándote mal, hasta el punto de poder casi compararse con los casos de violencia en parejas, ya entonces te hundes.

Estamos cansados de oír y saber sobre casos de violencia de género, de niveles más altos o menos, en todo tipo de parejas sentimentales. Y en este caso, ni tan siquiera era ningún tipo de pareja. Pero el daño es el mismo.

Cuando has descubierto esto, y no sola, claro, con la ayuda y apoyo de tus mayores detrás para acogerte en tus brazos al llorar, esto te destroza por dentro. Te desgarra, y de una manera tan brusca, te hace darte cuenta de lo duro que es el mundo, del daño que pueden hacer las personas, hasta aquellas a las que más quieres, y eso, de pronto y sin previo aviso, acciona el botón de la madurez.

A partir de ese momento no ves las cosas igual. A partir de ahí empiezas a casi desconfiar de todo, y a exigir sin palabras que ganen tu confianza si la quieren.

Es un cambio brusco, y hasta que no sopla el viento no te das cuenta de ese pequeño cambio -o acercamiento- a la madurez. Pero miras atrás, miras tus pasos, te rodeas de otra gente, y te ves diferente. Les ves más niños, mientras tú, contra tu voluntad, has cambiado, has crecido, y has dejado parte de ese niño atrás.

Pero eso no quita que puedas jugar a ser esa niña. A tener tus berrinches fingidos, y a seguir con tu habitual 'jopetas' allí donde la situación lo admita. Sin embargo, sabes que has cambiado.


Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.


Dibujo esquema infancia - madurez (autora: K.)





domingo, 16 de noviembre de 2014

Adolescencia y padres.

Para todos aquellos que estáis pasando por vuestra adolescencia o la vais a pasar.

Estaréis cansados de escuchar que es una etapa difícil en la vida, y no seré yo quien lo niegue. Es más, lo corroboraré hasta el fin de mis días. Es una etapa también conocida como "aborrescencia" por según qué personas -la mayoría de las veces la escucharéis de la boca de un adulto-.

Lo único que yo quería escribir hoy del tema es lo siguiente:
Durante estos años, que a algunos os pillarán antes y a otros después, mas siempre tocan, viviréis experiencias nuevas y muy vívidas. Quizá ya os hayáis enamorado antes, o será vuestra primera vez, quizá salga bien, quizá ni gustéis a esa persona especial. Quizá os estreséis por las clases y lloréis, o pasaréis de todo. Pero sin duda serán años duros. Discutiréis día sí y día también con vuestros hermanos, mayores y pequeñas. Y odiaréis a vuestros padres por no dejaros salir, o por obligaros a llegar pronto a casa. O simplemente porque se os cruzó una idea en la cabeza y os empecinasteis cuando, normalmente, ni siquiera teníais razón.

Pero hacedme caso. Yo soy la primera que jamás quise contar nada sobre los chicos que me gustaban y me dejaban de gustar. Yo he sido la primera que chillaba a la almohada de frustración por momentos de odiar a mi madre a más no poder.
Pero en los momentos de necesidad, en los momentos que estás llorando a causa de un amigo. En el momento que te han hecho daño y no hay nadie, en ese momento siempre tendrás a tu madre.

Dejé de dar besos y abrazos a mi familia. Llegó mi aborrescencia y por tal mi idea de "mi vida-mis amigos". Pero ahora que estoy pensando sobre mis decisiones tomadas, ahora que el mundo se me ha puesto patas arriba. Ahora, agradezco sus abrazos más que nada. Abrazos que me hacen llorar, pero porque sé que me puede escuchar, que es mi madre, y siempre que pueda me intentará ayudar, y que la fastidia verme dolida y pasándolo mal. Porque es mi madre. Porque me quiere. Y porque, por encima de todo, por encima de esas situaciones de odio de gritos y de desesperación, yo la quiero.

Hacedme caso. Aunque a veces penséis que ojalá ella no fuera vuestra madre, cuidarla bien, es un regalo que te ha dado la vida, aunque esa misma vida a veces quisieras rechazar. Pero tu madre, tu padre, son importantes, y cuando lo necesites, a tu lado siempre van a estar.

Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

Raíz.

Pensé borrar las entradas que tuvieran que ver con él. Pero después de leerlas he cambiado de idea. Esos escritos son recuerdos. Además, leer mis propios pensamientos me ha hecho darme cuenta de que, aun sin yo analizarlo en su momento, estaba poniendo pistas de lo que pasaba. Y ahora cuando las leo veo que siempre ha estado jugando.

Esas entradas se quedan, esos recuerdos permanecerán ahí para recordarme cómo fue y cómo no debo volver a dejarme manipular. Fue bonito en su momento, pero fue todo un engaño. Es posible que en ciertos momentos le importase, que de verdad se preocupase. No creo que nadie tenga un corazón tan de piedra como para fingir todo. O sí.

En cualquier caso, me lo agradezco a mi yo pasada. Gracias por darme algo en lo que ver la raíz, en lo que descubrir a ese tiburón. En lo que basarme para evitar volver a ser una ingenua pulpo.

Que los lobos protejan vuestro sueños.
K.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Sola.

Me vuelvo a sentir sola.
Vuelvo a ser ese iceberg en medio de un enorme mar.

Alrededor, todos aquellos con los que voy tiene alguien. Yo sigo siendo el bicho raro, el candelabro.

Y para colmo sigo sin querer detrás de otro con quién.

Me parece "gracioso" que aquellas delgadas y con alguien digan que quieren serlo más y que se sienten solas. En fin, entonces yo desisto del juego.


Nina.

Ayer, vi una película preciosa y muy, muy dura (Short Term 12).
La parte en la que empecé a llorar fue cuando una chica, Jayden, cuenta un pequeño cuento. Supongo, que cada uno podrá interpretarla de una u otra manera según su situación. Y esto lo digo puesto que la mía no es la que tiene ella y sin embargo, yo también soy Nina.

Aquí os dejo el cuento. 

Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.


Once upon a time, somewhere miles and miles beneath the surface of the ocean, there lived a young octopus named Nina. Nina spent most of her time alone making strange creations out of rocks and shells. And she was very happy. But then on Monday the shark showed up.
“What’s your name?” said the shark.
“Nina,” she replied.
“Do you want to be my friend?” he asked.
“OK. What do I have to do?” said Nina.
“Not much,” said the shark.
“Just let me eat one of your arms.”
- Nina had never had a friend before, so she wondered if this was what you had to do to get one. She looked down at her eight arms and decided it wouldn’t be so bad to give up one. So she donated an arm to her wonderful new friend.
- Every day that week, Nina and the shark would play together. They explored caves, built castles of sand, and swam really, really fast. And every night the shark would be hungry, and Nina would give him another one of her arms to eat. On Sunday, after playing all day, the shark told Nina that he was very hungry.
“I don’t understand,” she said.
“I’ve already given you six of my arms, and now you want one more?”
- The shark looked at her with a friendly smile and said,
“I don’t want one. This time I want them all.”
“But why?” Nina asked.
And the shark replied, “because that’s what friends are for.”
- When the shark finished his meal, he felt very sad and lonely. He missed having someone to explore caves, build castles, and swim really, really fast with. He missed Nina very much. So he swam away to find another friend.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Atrapada.

Me encuentro atrapada entre mi propia espada y mi pared. Me ahogo en mi mente y no encuentro la salida. Me ahogo, no respiro, y lágrimas escapan de mis párpados.

Tengo palabras en el pecho y en la mente.  Palabras que solo a mi me conciernen, pero que necesito que salgan fuera.

Palabras por las que nadie podría consolar, palabras por las que un amigo llamaría idiota, palabras que aún desconocido no puedes contar por demasiado íntimas, y que tampoco a un conocido por tal.

Son palabras que ni tan siquiera en un sitio donde desahogarte es la función podrías escribir, porque contartelas a ti misma es muy doloroso y es volver a oír lo que día tras día dicen y recuerdan a traición mente y corazón.

K.

Angustia, melancolía...

Angustia, melancolía, soledad, tristeza, nerviosismo.

Es fácil hablar y escribir de estas cosas, ¿verdad? Todos sabríamos en cierto momento qué debemos decir.

Pero hasta que no lo has vivido no sabes lo que en verdad es. Hasta que no pasas día sí y día también llorando sin poder nada remediar, pensando en esas personas que querías y ya no están, y ni tan siquiera arrebatadas por la muerte. Hasta que no te has sentido perdida y sola entre la gente, tu familia, y tus amigos, hasta que no has visto como el tiempo se acaba y no consigues lo que te propones,
, hasta ese momento, todos son palabras sin valor.

No sé expresar, no sé dar forma y sentido a mis palabras y sentimientos, pero sé lo que se siente cuando tienes todas esas sensaciones y más a una.
K.

martes, 4 de noviembre de 2014

SUEÑO - MUNDO - SALTO - CAJA


Despierto y lo sé. Sigo en ese sueño en al que siempre entro antes de volver a mi realidad. Este mi mundo real irreal. Aquí vivo y disfruto. Aquí hago lo que yo digo. Canto, bailo, amo. Aquí salto tras salto me llevan a lo más alto sin posibilidad alguna de caer. Pero cuanto más subo más próximo está mi despertar. Y antes de abrir los ojos guardo mis esperanzas en esta caja de mis sueños de cristal.


Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Horrible manía.

Me encuentro rodeada de parejas felices. Ahora mismo con las personas que me junto mayormente, todas son pareja entre ellas o con otros. Y yo sigo sola, no sé por qué, y no quiero hondar en ello ahora.

Tengo una horrible manía. O quizá no sea manía sino una maldita costumbre. Siempre que conozco a un chaval y me trata bien y es cariñoso conmigo acabo detrás de él. Y eso no puede seguir así. Estoy cansada.

Además muchas veces solo son simpáticos, otras les recuerdo a una hermana pequeña, y otras no sé qué será, pero para colmo tienen novia.

Y sé el por qué de este suceso. Pero ahora estoy agotada. Sobre eso me desahogaré con la almohada y los peluches, y ya tocará en otro momento desfogarme aquí.

Que los lobos aullen en vuestros sueños.

K.