Estaréis cansados de escuchar que es una etapa difícil en la vida, y no seré yo quien lo niegue. Es más, lo corroboraré hasta el fin de mis días. Es una etapa también conocida como "aborrescencia" por según qué personas -la mayoría de las veces la escucharéis de la boca de un adulto-.
Lo único que yo quería escribir hoy del tema es lo siguiente:
Durante estos años, que a algunos os pillarán antes y a otros después, mas siempre tocan, viviréis experiencias nuevas y muy vívidas. Quizá ya os hayáis enamorado antes, o será vuestra primera vez, quizá salga bien, quizá ni gustéis a esa persona especial. Quizá os estreséis por las clases y lloréis, o pasaréis de todo. Pero sin duda serán años duros. Discutiréis día sí y día también con vuestros hermanos, mayores y pequeñas. Y odiaréis a vuestros padres por no dejaros salir, o por obligaros a llegar pronto a casa. O simplemente porque se os cruzó una idea en la cabeza y os empecinasteis cuando, normalmente, ni siquiera teníais razón.
Pero hacedme caso. Yo soy la primera que jamás quise contar nada sobre los chicos que me gustaban y me dejaban de gustar. Yo he sido la primera que chillaba a la almohada de frustración por momentos de odiar a mi madre a más no poder.
Pero en los momentos de necesidad, en los momentos que estás llorando a causa de un amigo. En el momento que te han hecho daño y no hay nadie, en ese momento siempre tendrás a tu madre.
Dejé de dar besos y abrazos a mi familia. Llegó mi aborrescencia y por tal mi idea de "mi vida-mis amigos". Pero ahora que estoy pensando sobre mis decisiones tomadas, ahora que el mundo se me ha puesto patas arriba. Ahora, agradezco sus abrazos más que nada. Abrazos que me hacen llorar, pero porque sé que me puede escuchar, que es mi madre, y siempre que pueda me intentará ayudar, y que la fastidia verme dolida y pasándolo mal. Porque es mi madre. Porque me quiere. Y porque, por encima de todo, por encima de esas situaciones de odio de gritos y de desesperación, yo la quiero.
Hacedme caso. Aunque a veces penséis que ojalá ella no fuera vuestra madre, cuidarla bien, es un regalo que te ha dado la vida, aunque esa misma vida a veces quisieras rechazar. Pero tu madre, tu padre, son importantes, y cuando lo necesites, a tu lado siempre van a estar.
Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.
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