¿Lo veis? Yo tenía razón. Allí no pintaba nada.
Sí, son mis amigos. Sí, es su cumpleaños, pero yo en ese grupo no pinto nada. Todos son amigos y tienen confianza. Todos salen. Todos se ven, todos son casi hermanos. Hasta las que son mis amigas de otro lado ya han entrado ahí. Yo soy la que se sienta al fondo del jardín en un sillón y de ahí no se mueve. Uno por no meterme al agua, y dos por no encajar.
Ahora podrán mascullar todo lo que quieran sobre que todos se han metido a la piscina y yo no. Que es injusto, que soy una insulsa y aburrida y lo que quieran. Pero a mi no me van a ver con bikini. No. Y punto.
Ella tiene forma de tapar sus problemas, se pone un pantaloncito y arreglado. Pero yo no. No y no. No me van a ver en bikini. Hasta que no cambie yo no. Y se burlan y hacen bromas con esta o aquella cuando están hechas un palillo, pero claro, no ven que a las demás nos puede llegar más a fondo.
Yo no he pedido ser como soy. No sé por qué mi cuerpo es como es si mi madre y mi padre con mi edad y mucha más eran unos fideos. No lo entiendo. Y volvería a vomitar pero me es imposible. No puedo después del susto de la regla. No, ya sé que no es eso, ya sé que era mero estrés, pero está esa vocecita de mi cabeza. Esa que me dice, que me recuerda, que no quiero que un día mi hija tenga que llegar a escuchar un "amor mio, tu madre fue bulímica". No, joder.
Cuando vi hace una semana que no me bajaba la regla y sumado al mal estar general y la depresión y todo me entró pánico. ¿Y si no me bajaba por eso? No tenía puto sentido, eso he oído que pasa cuando ya tienes una anorexia peligrosa, y yo no me acerco ni al borde del bajo peso, ni de lejos. Pero me acojoné. No podía dormir con la idea de quedarme estéril por eso. Yo quiero hijos, y míos, naturales. Me dio un no sé qué y me moría de miedo. Vi me dijo que solo era estrés, pero aun así me costó hacerme a la idea.
Lo único que me para es el instinto materno, es curioso. Pero no sé cuánto más durará eso otra vez. Se lo he prometido a Vi. Me lo he prometido a mi. Mis promesas siempre las cumplo y es algo de lo que estoy orgullosa. Pero ya tengo más que comprobado que las únicas que siempre fallo son las que me hago a mi misma. Y no sé por qué estoy segura de que volveré a caer.
Es horrible. No es algo gracioso, divertido o que me guste. Pero me siento tan impotente. Podría hacer todo el deporte del mundo, comer en menor cantidad, pero siempre siempre sigo igual. Ni la báscula baja, ni mi cuerpo cambia.
Y no es divertido ir a cumpleaños ni a cosas donde todas son guapas y delgadas. No. Porque te sientes la mierda allí. Cuando llevas tanto detrás sientes que todos se ríen de ti. Cuando estás enamorada de un chaval con novia, y la ves, y te ves, ¿qué pretendes?
Hay demasiada sinceridad en mis escritos aquí, pero es el único sitio donde me puedo desahogar. Es el único sitio que confío en que nadie lea, y que quien lo haga no diga nada. Aunque en el fondo chille un champú intentando que alguien oiga mis lloros y me saque de este agujero. Pero he llegado a tal punto, que sin un poco de magia nadie podría sacarme.
Solo me gustaría decir una última cosa: gracias. Gracias a todos aquellos que arruináis las vidas. La mía y muchas otras. Gracias a todos, por convertir nuestra existencia en un sufrimiento. Por minarnos la moral y la confianza cuando somos crías y críos. Por infectarnos. Por inyectarnos el veneno que cual cáncer crece solo hasta destruir y comernos enteros. Gracias, de veras, porque es un mal que ni a vosotros os desearía pasar.
K.
Que los lobos protejan vuestros sueños.