Frase

Frase del mes
Quiero mirarme en el espejo y que me guste lo que veo, Cuesta seis días por semana. Quiero que lleguen los domingos y no vuelva el miedo, Quiero tomármelo con calma.
-Vale la Pena - Paula Mattheus

jueves, 27 de noviembre de 2014

"¿A qué tienes miedo?"

Ahora que vuelvo a llorar pienso en las preguntas que me plantearon ayer.

"¿A qué tienes miedo? Hay veces que tenemos miedo a algo y es lo que nos hace estar mal, ¿tú sabes qué es?"
Sí, yo tengo miedo. Tengo miedo a defraudar a mis padres. A defraudar a mis profesores. A todos aquellos que me rodean y han puesto sus esperanzas en mi. Y tengo miedo de defraudarme a mi misma.

Quizá tengan razón. Quizá me ponga unas metas demasiado altas. Dicen que aun así podría alcanzarlas, pero siempre y cuando no me causen problemas a mi misma. Físicos y psíquicos. Y lo están haciendo. Me estoy minando sola. Pero no puedo evitarlo. Estoy acostumbrada a nadar, y me da miedo ver el fondo. Me da miedo bajar un peldaño, y me estoy resbalando.

Me da miedo no descubrir qué quiero hacer. Crecer y darme cuenta de que no encuentro algo en lo que valga. Me da miedo estar descubriendo que todo aquello que me gustaba, todo lo que se me daba bien, se está volviendo en mi contra. Sentarme en mi escritorio frente a un problema de matemáticas, de física, o de lo que sea me supone un reto. Me da miedo sentarme en la silla. Me da miedo enfrentarme al lápiz y al papel, que no me llevan más que a resultados erróneos.

"Estás aprendiendo. Para eso vas a clase, para aprender, si ya lo supieras no tendrías que ir." Pero el problema es que no aprendo. Como a todo lo que me enfrento, siempre tengo delante esa piedra con la que tropiezo. Y no aprendo.

Vamos a paso de tortuga con las clases, y eso también me estresa pensando que no va a dar tiempo a dar todo lo necesario. Pero sin embargo, por contra, me parece que vamos muy deprisa. No entiendo las cosas. No entiendo las matemáticas ni la ciencia en general. Y si ya no entiendo lo que entendía, lo que era mi fuerte, mi balsa en medio del océano, ¿a qué me aferro ahora?

No sé qué hacer. Solo sé sentarme delante de un teclado y un monitor. Y escribir. Y llorar. Y desahogarme escribiendo. Pero ya ni si quiera esto me libera a veces.

Sartre dijo que el hecho de ser humanos nos producía angustia por tener que elegir. Por ser libre de nuestras elecciones. Nunca podría haberlo entendido mejor. Ahora mismo, detesto ser libre y tener capacidad de tomar mis propias decisiones, pues esto me agobia y me hago daño.

K.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Enferma.

Llevo enferma casi medio año. Al principio eran simples dolores de tripa. Continuos y tras cada mínima consumición, pero dolores soportables.

Ahora, llevo algo más de un mes con dolores cada vez más fuertes. Dolores que me doblan sobre mi misma y en ocasiones me impiden moverme.
Mis padres y médicos lo achacan a los nervios, al estrés, tanto de exámenes como de mis propias metas. Y aunque creo que se trata de algo más, apuesto a que es eso.

Pero es sumamente horrible. El estrés me hace ponerme nerviosa. Esos nervios provocan dolores, y esos dolores me impiden concentrarme. Cuanto menos me concentro más me estreso por no conseguir llegar a lo que quiero y esto me altera, me desespero y me paso ratos enteros llorando.

Cada vez duermo peor, cada vez como menos por miedo al dolor. Pero luego me dan ataques de hambre y vuelve a doler.

El maldito estrés, los nervios, el cansancio y la angustia me la provocan los estudios. Estudios, que más de una vez, desesperada y agobiada he pensado en abandonar, pero todos me dicen que yo puedo.

El estrés es por los estudios, mas no es lo único. He tenido muchos problemas, y entre ellos, de los mayores ha sido el perder por aquellas circunstancias a alguien. Y ese alguien no lo sabe. Ese alguien me culpó a mi de cosas que no tenían pies ni cabeza, cosas que no habían sucedido, que se inventaba, y que a mi me hundían.

Él no sabe que yo estoy enferma. Él también, pero yo lo sabía y cuando podía intentaba hacer lo que fuera para ayudar. Él, llegado el momento, jamás me preguntó cómo estaba yo.

Me gustaría decir que es un tema que quedó en el pasado. Un tema olvidado, una amistad que al igual que las de colegio dejas atrás sin problema y solo con morriña al recordar. Pero no puedo decir eso. No me puedo engañar. Ahí sigue su recuerdo, su sombra sobre mi acechando. Oyendo hablar de él a mis amigas. Sin ellas saber nada, ellas no tienen culpa. Y no puedo dejar todo atrás, porque parte de mi "enfermedad" parte de lo que me ha provocado esto. Esta angustia, ansiedad, dolor. Parte de ello ha sido todo lo ocurrido.

K.

Esta vez, los lobos no pueden salvarme.


domingo, 23 de noviembre de 2014

Escriba su nombre aquí (Cuartoymitad)

Esta tarde ha venido a mi pueblo una compañía de teatro a representar una obra. Esta se llama "Escriba su nombre aquí", y la compañía Cuartoymitad.

Ha sido una obra absolutamente maravillosa y divertida. A los adolescentes nos ha hecho reír con cada una de las situaciones y las frases, y sobre todo ha desencadenado risas en toda la sala con el lema "Mi twitter empieza donde acaba tu spam".

Pero aparte de risa y diversión, es una obra crítica que te hace pensar. Una obra que todo el mundo debería ver. Sobre todo, aquellos que se empeñan en cuadricular todo y decidir por otros.

A raíz de ella yo pienso, ¿quién si no yo tiene derecho a decir sobre mi? Sobre mi futuro, sobre dónde quiero estar, sobre quién quiero ser. Ni siquiera los padres tienen capacidad para ello. Yo seré quien yo quiero ser, y cada uno deberá decidir por sí mismo esto mismo.

Yo saco esta conclusión y podría sacar muchas más. Al igual que vosotros las sacaríais al verla. Si tenéis ocasión, id. Yo la recomiendo.

Además los cinto actores son geniales y super simpáticos, hasta han accedido a firmarnos nuestros Pasaportes Culturales a los que nos hemos podido quedar a esperar que salieran.

No sé ya que más decir pues tampoco quisiera contar la obra para aquellos a los que le llame la atención y quieran ir. Así que por último dejo un fragmento de una frase de uno de los monólogos de una de las actrices que me ha gustado mucho.

"... yo estoy siendo el recuerdo de todo lo que soy y seré. ..."

Nada más, simplemente dar las gracias a Cuartoymitad por ofrecer una tarde tan perfecta con su obra y desearles mucha suerte y que nosotros estaremos si vuelven.

Aquí su página http://www.cuartoymitadteatro.com/

Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.





viernes, 21 de noviembre de 2014

Madurez forzosa.

Ahora que, tan oportunamente, en el reproductor aleatorio del ordenador suena "El Síndrome de Peter Pan" (Porta, Reset) voy a escribir sobre madurar.

Y digo que es tan oportuno porque, después de llevar semanas sin escuchar esta canción, entre las más de 2300 canciones, esta noche, suena. Hoy, que justamente hablaba con un amigo de lo infantil y la madurez.

Una vez él y otros amigos se enfadaron conmigo por llamarles infantiles. Por tanto, cuando yo, no recuerdo la razón, he comentado algo sobre ser infantil me ha preguntado que qué me pasa a mi sobre ese término en concreto no me ha extrañado en absoluto.

'Hay que madurar' le he dicho, y su respuesta ha sido que no hay un porqué. Le he tratado de decir, que hay veces que aunque no quieres, las circunstancias externas, o el comportamiento de otras personas te lleva a ello de forma obligada.

Hemos hablado también de que ser maduro no quita no poder tomar un papel infantil, como es mi caso con mi comportamiento.

Pero, claramente la explicación de la obligación no le ha valido así de simple y ha querido saber más, y saber qué me ha hecho cambiar y madurar a mi. Mas, ¿qué contar cuando, por amigo que sea y por mucho que sepas que no va a decir nada, no quieres contarle?

El problema no es que lo vaya a pregonar o no, pues lo dudo. Si no que soy yo la que no quiere decir nada. Muy pocos saben de ello. Prácticamente nadie sabe toda la historia. Y los detalles nadie más que yo.

¿Cómo explicarlo entonces?
¿Sabéis, cuando a un/a niñ@ que aún no ha alcanzado la adolescencia si quiera, pierde a uno de sus progenitores? Esa niña es obligada por las circunstancias a madurar. A comprender antes que otros lo que es perder a un pilar de tu vida y tener que continuar.

Pues bien, mi caso quizá no sea tan extremo, pero tiene la misma base.

Cuando una persona en la que confiabas te engaña, te rompe, y eso te hace aprender una gran lección. Pero cuando descubres que hay una segunda persona que ha estado jugando contigo, utilizándote, y tratándote mal, hasta el punto de poder casi compararse con los casos de violencia en parejas, ya entonces te hundes.

Estamos cansados de oír y saber sobre casos de violencia de género, de niveles más altos o menos, en todo tipo de parejas sentimentales. Y en este caso, ni tan siquiera era ningún tipo de pareja. Pero el daño es el mismo.

Cuando has descubierto esto, y no sola, claro, con la ayuda y apoyo de tus mayores detrás para acogerte en tus brazos al llorar, esto te destroza por dentro. Te desgarra, y de una manera tan brusca, te hace darte cuenta de lo duro que es el mundo, del daño que pueden hacer las personas, hasta aquellas a las que más quieres, y eso, de pronto y sin previo aviso, acciona el botón de la madurez.

A partir de ese momento no ves las cosas igual. A partir de ahí empiezas a casi desconfiar de todo, y a exigir sin palabras que ganen tu confianza si la quieren.

Es un cambio brusco, y hasta que no sopla el viento no te das cuenta de ese pequeño cambio -o acercamiento- a la madurez. Pero miras atrás, miras tus pasos, te rodeas de otra gente, y te ves diferente. Les ves más niños, mientras tú, contra tu voluntad, has cambiado, has crecido, y has dejado parte de ese niño atrás.

Pero eso no quita que puedas jugar a ser esa niña. A tener tus berrinches fingidos, y a seguir con tu habitual 'jopetas' allí donde la situación lo admita. Sin embargo, sabes que has cambiado.


Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.


Dibujo esquema infancia - madurez (autora: K.)





domingo, 16 de noviembre de 2014

Adolescencia y padres.

Para todos aquellos que estáis pasando por vuestra adolescencia o la vais a pasar.

Estaréis cansados de escuchar que es una etapa difícil en la vida, y no seré yo quien lo niegue. Es más, lo corroboraré hasta el fin de mis días. Es una etapa también conocida como "aborrescencia" por según qué personas -la mayoría de las veces la escucharéis de la boca de un adulto-.

Lo único que yo quería escribir hoy del tema es lo siguiente:
Durante estos años, que a algunos os pillarán antes y a otros después, mas siempre tocan, viviréis experiencias nuevas y muy vívidas. Quizá ya os hayáis enamorado antes, o será vuestra primera vez, quizá salga bien, quizá ni gustéis a esa persona especial. Quizá os estreséis por las clases y lloréis, o pasaréis de todo. Pero sin duda serán años duros. Discutiréis día sí y día también con vuestros hermanos, mayores y pequeñas. Y odiaréis a vuestros padres por no dejaros salir, o por obligaros a llegar pronto a casa. O simplemente porque se os cruzó una idea en la cabeza y os empecinasteis cuando, normalmente, ni siquiera teníais razón.

Pero hacedme caso. Yo soy la primera que jamás quise contar nada sobre los chicos que me gustaban y me dejaban de gustar. Yo he sido la primera que chillaba a la almohada de frustración por momentos de odiar a mi madre a más no poder.
Pero en los momentos de necesidad, en los momentos que estás llorando a causa de un amigo. En el momento que te han hecho daño y no hay nadie, en ese momento siempre tendrás a tu madre.

Dejé de dar besos y abrazos a mi familia. Llegó mi aborrescencia y por tal mi idea de "mi vida-mis amigos". Pero ahora que estoy pensando sobre mis decisiones tomadas, ahora que el mundo se me ha puesto patas arriba. Ahora, agradezco sus abrazos más que nada. Abrazos que me hacen llorar, pero porque sé que me puede escuchar, que es mi madre, y siempre que pueda me intentará ayudar, y que la fastidia verme dolida y pasándolo mal. Porque es mi madre. Porque me quiere. Y porque, por encima de todo, por encima de esas situaciones de odio de gritos y de desesperación, yo la quiero.

Hacedme caso. Aunque a veces penséis que ojalá ella no fuera vuestra madre, cuidarla bien, es un regalo que te ha dado la vida, aunque esa misma vida a veces quisieras rechazar. Pero tu madre, tu padre, son importantes, y cuando lo necesites, a tu lado siempre van a estar.

Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

Raíz.

Pensé borrar las entradas que tuvieran que ver con él. Pero después de leerlas he cambiado de idea. Esos escritos son recuerdos. Además, leer mis propios pensamientos me ha hecho darme cuenta de que, aun sin yo analizarlo en su momento, estaba poniendo pistas de lo que pasaba. Y ahora cuando las leo veo que siempre ha estado jugando.

Esas entradas se quedan, esos recuerdos permanecerán ahí para recordarme cómo fue y cómo no debo volver a dejarme manipular. Fue bonito en su momento, pero fue todo un engaño. Es posible que en ciertos momentos le importase, que de verdad se preocupase. No creo que nadie tenga un corazón tan de piedra como para fingir todo. O sí.

En cualquier caso, me lo agradezco a mi yo pasada. Gracias por darme algo en lo que ver la raíz, en lo que descubrir a ese tiburón. En lo que basarme para evitar volver a ser una ingenua pulpo.

Que los lobos protejan vuestro sueños.
K.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Sola.

Me vuelvo a sentir sola.
Vuelvo a ser ese iceberg en medio de un enorme mar.

Alrededor, todos aquellos con los que voy tiene alguien. Yo sigo siendo el bicho raro, el candelabro.

Y para colmo sigo sin querer detrás de otro con quién.

Me parece "gracioso" que aquellas delgadas y con alguien digan que quieren serlo más y que se sienten solas. En fin, entonces yo desisto del juego.


Nina.

Ayer, vi una película preciosa y muy, muy dura (Short Term 12).
La parte en la que empecé a llorar fue cuando una chica, Jayden, cuenta un pequeño cuento. Supongo, que cada uno podrá interpretarla de una u otra manera según su situación. Y esto lo digo puesto que la mía no es la que tiene ella y sin embargo, yo también soy Nina.

Aquí os dejo el cuento. 

Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.


Once upon a time, somewhere miles and miles beneath the surface of the ocean, there lived a young octopus named Nina. Nina spent most of her time alone making strange creations out of rocks and shells. And she was very happy. But then on Monday the shark showed up.
“What’s your name?” said the shark.
“Nina,” she replied.
“Do you want to be my friend?” he asked.
“OK. What do I have to do?” said Nina.
“Not much,” said the shark.
“Just let me eat one of your arms.”
- Nina had never had a friend before, so she wondered if this was what you had to do to get one. She looked down at her eight arms and decided it wouldn’t be so bad to give up one. So she donated an arm to her wonderful new friend.
- Every day that week, Nina and the shark would play together. They explored caves, built castles of sand, and swam really, really fast. And every night the shark would be hungry, and Nina would give him another one of her arms to eat. On Sunday, after playing all day, the shark told Nina that he was very hungry.
“I don’t understand,” she said.
“I’ve already given you six of my arms, and now you want one more?”
- The shark looked at her with a friendly smile and said,
“I don’t want one. This time I want them all.”
“But why?” Nina asked.
And the shark replied, “because that’s what friends are for.”
- When the shark finished his meal, he felt very sad and lonely. He missed having someone to explore caves, build castles, and swim really, really fast with. He missed Nina very much. So he swam away to find another friend.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Atrapada.

Me encuentro atrapada entre mi propia espada y mi pared. Me ahogo en mi mente y no encuentro la salida. Me ahogo, no respiro, y lágrimas escapan de mis párpados.

Tengo palabras en el pecho y en la mente.  Palabras que solo a mi me conciernen, pero que necesito que salgan fuera.

Palabras por las que nadie podría consolar, palabras por las que un amigo llamaría idiota, palabras que aún desconocido no puedes contar por demasiado íntimas, y que tampoco a un conocido por tal.

Son palabras que ni tan siquiera en un sitio donde desahogarte es la función podrías escribir, porque contartelas a ti misma es muy doloroso y es volver a oír lo que día tras día dicen y recuerdan a traición mente y corazón.

K.

Angustia, melancolía...

Angustia, melancolía, soledad, tristeza, nerviosismo.

Es fácil hablar y escribir de estas cosas, ¿verdad? Todos sabríamos en cierto momento qué debemos decir.

Pero hasta que no lo has vivido no sabes lo que en verdad es. Hasta que no pasas día sí y día también llorando sin poder nada remediar, pensando en esas personas que querías y ya no están, y ni tan siquiera arrebatadas por la muerte. Hasta que no te has sentido perdida y sola entre la gente, tu familia, y tus amigos, hasta que no has visto como el tiempo se acaba y no consigues lo que te propones,
, hasta ese momento, todos son palabras sin valor.

No sé expresar, no sé dar forma y sentido a mis palabras y sentimientos, pero sé lo que se siente cuando tienes todas esas sensaciones y más a una.
K.

martes, 4 de noviembre de 2014

SUEÑO - MUNDO - SALTO - CAJA


Despierto y lo sé. Sigo en ese sueño en al que siempre entro antes de volver a mi realidad. Este mi mundo real irreal. Aquí vivo y disfruto. Aquí hago lo que yo digo. Canto, bailo, amo. Aquí salto tras salto me llevan a lo más alto sin posibilidad alguna de caer. Pero cuanto más subo más próximo está mi despertar. Y antes de abrir los ojos guardo mis esperanzas en esta caja de mis sueños de cristal.


Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Horrible manía.

Me encuentro rodeada de parejas felices. Ahora mismo con las personas que me junto mayormente, todas son pareja entre ellas o con otros. Y yo sigo sola, no sé por qué, y no quiero hondar en ello ahora.

Tengo una horrible manía. O quizá no sea manía sino una maldita costumbre. Siempre que conozco a un chaval y me trata bien y es cariñoso conmigo acabo detrás de él. Y eso no puede seguir así. Estoy cansada.

Además muchas veces solo son simpáticos, otras les recuerdo a una hermana pequeña, y otras no sé qué será, pero para colmo tienen novia.

Y sé el por qué de este suceso. Pero ahora estoy agotada. Sobre eso me desahogaré con la almohada y los peluches, y ya tocará en otro momento desfogarme aquí.

Que los lobos aullen en vuestros sueños.

K.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Yo, Ted.

Veréis, en toda película, serie o libro, siempre se busca la caracterización de los personajes y tratan y tratamos de identificarnos con alguno de ellos.

Hay muchos ejemplos, pero para mi el más claro es en la serie 'Cómo conocí a Vuestra madre'.

En esa serie yo soy Ted. Y el por qué es sencillo y claro. Ted está enamorado de Robin desde el momento que la ve. Ted le dice que la quiere y ella no le corresponde del mismo modo. Robin le quiere, pero llegado el momento, no más que como su mejor amigo que es.

Cuando Ted y Robin se besan por primera vez, Ted intenta decir que hay un botón que apaga los sentimientos y puede apagar lo que siente por Robin y simplemente besarla. Se da cuenta de que no es así. Se olvida de ella, pero ella siempre está ahí, y él nunca acaba de olvidarla.

Por eso lloro cuando veo que Robin y Barney se van a casar. Porque es bonito, pero me da pena Ted, me da pena, y no solo porque esté pensado para eso, si no por la identificación con él.

No tiene sentido además sentir pena, sabes desde el segundo 1 de la serie que él acaba casado y con dos hijos, como él quería. Por él lo sabes. Pero yo no lo sé por mi. Sí vale, Ted tiene 30 y pico años, las cosas y situaciones son distintas. Pero aun así no puedo evitar llorar.

Un beso puede cambiar las cosas dentro de ti, aunque hayas tratado de apagar el botón de lo que sientes por esa persona sabiendo que solo es un beso. Y cuando la has olvidado, cuando has dejado de lado lo que sientes, un error. Una noche en la que no deberías haber estado, un lío inoportuno, hace que eso olvidado vuelva a atormentarte. Y siempre que lo olvidas, él aparece de nuevo, con sus palabras de cariño de solo amigo, pero que en tus sentimientos atrapados vuelven a llegar.

Es horrible. Y es horrible llorar.


Nuevo año.

Buenas noches. Son las 23.29 exactamente de un domingo de septiembre. Sin embargo, necesito escribir y no sé a qué hora acabaré.

Mañana empiezo un nuevo y complicado curso. Se podría pensar, que los años comienzan el 1 de enero y llegan a su fin el 31 de diciembre. Y así es. Excepto para los estudiantes.

Para nosotros un año empieza el primer día de clase del nuevo curso, y acaba el último día del mismo, con la entrega de notas. Luego el verano es algo que tenemos ahí en medio y apreciamos y necesitamos más de lo que nosotros mismos pensábamos. Pero ese descanso ansiado acaba. Y comienza un nuevo año.

En mi caso, este curso no solo empieza un año, si no una etapa nueva, ya que además entro en bachillerato. Y a un día de poner un pie de nuevo en el instituto. A un día de ver a esos profesores y compañeros nuevos y viejos. A un día de todo eso, echo la visita atrás y me echo a llorar.

Los años pasan. Las cosas cambian. Todos crecemos. Pero aun así, todo lo que ocurre, ¿es necesario?

El año pasado por estas fechas yo acababa de teñirme el pelo completamente azul como necesidad de cambio. Ahora de ese azul no queda más que un pequeño rastro en las puntas de mi pelo recién cortado y con mi verdadero color necesitado de otro cambio.

El año pasado por estas fechas, yo echaba de menos a mi mejor amiga, quien se había tenido que ir a su país, y ya hacía casi 1 año. Pero entonces estaba arropada. Tenía a mi nueva mejor amiga desde ese año. Tenía a otra vieja amiga. Tenía todo un grupo de amigos incluso formado por chicos del pueblo vecino.

Ahora ya no. Este año lo empiezo sin esa amiga rumana. Lo empiezo sin mi otra mejor amiga y todo por una mentira suya. Lo empiezo sin ese grupo por lo que hemos cambiado todos y por con quién salen algunos de ellos. No estoy sola. Pero tengo miedo de estarlo.

Demasiadas cosas han pasado y cambiado este año, y más aún este verano. He pasado de confiar mi vida a mi mejor amiga, a saber de su mentira y engaño y tener que alejarme de ella. De tener varios grupos de amigos a tener uno aquí y otro lejos.

No. No estoy sola, pero, ¿y mañana cuando vaya a clase qué? Ahí solo me queda mi mejor amigo desde hace más de la mitad de mi vida, porque en mi grupo de amigos yo soy la menor, y ellos no van al instituto.

No estoy sola. Tengo gente, pero unos están lejos, otra ya no va a este instituto y me da miedo perderla, y los otros... me siento inferior con ellos. Además, uno de ellos es mi mejor amigo, pero siempre tengo la sensación de estar metiendo la pata y de poder perderle de un momento a otro.

Le doy demasiadas vueltas a las cosas, me dice, y es cierto. Pero soy yo y no puedo evitarlo. Las cosas me preocupan y me tocan muy a fondo. Y me hundo en el foso si veo que no tengo cuerda a la que asirme. Me gusta estar sola para respirar, pero necesito gente a mi al rededor siempre, y sobre todo, cuando resbalo.

He cometido un error muy grande en lo que llevo de vida, y es el aferrarme demasiado a las personas, el necesitar a mis amigos, el no saber depender de mi misma y preocuparme alguna vez de mi y no tanto de los demás. Y eso me hace, que si les pierdo por alguna razón, caiga a ese pozo, y necesite que alguien me tienda su mano para subir.

Buenas noches, son las 23.56 de un domingo de septiembre. Mañana para mi empieza un nuevo y complicado año.


viernes, 5 de septiembre de 2014

Cree en ti.

Para empezar debes quererte a ti mismo, después a los demás y deberás dejar de lado el pesimismo.
No conozco a nadie sin defectos, aquí nadie es perfecto por lo visto. Siento luego existo.
Autosuperación y confianza, solo cree en ti, lo que te propones tú lo puedes conseguir.
Que nadie te corte las alas, no se lo permitas, nadie más que tú conoce lo que necesitas.
Evita todo aquél que sea tóxico e interesado, tendrás que elegir bien a quién quieres a tu lado.
Aquí nadie es mejor que tú, ¿o ya lo has olvidado? Aquí puedes nadar o ahogarte en tu propio lago.
El físico es un envoltorio que no eliges, pero puedes decidir seguir tus propias directrices. Ser como quieres ser y no como quieren ellos, en este lugar tu personalidad será tu sello.
Qué más da lo que piensen de ti si ni te conocen, qué importa lo que puedan decir si solo son voces.
Sabes que tienes que seguir sin recibir más coces, no te puedes rendir ni permitir que te destrocen.
Es parte de ti, solo tienes que creer en ella, solo sé tú misma eso es lo que te hace bella. Borra cada huella que deja el complejo en público, mírate al espejo y sonríe porque eres único.
Muchos te harán daño y creerás solo en tu espejismo, y no hay nadie que pueda ayudarte mejor que tú mismo.
En este mundo de canibalismo nadie es intocable, quién te echará un cable para salir de ese abismo.
Mírate al espejo y di "nadie podrá conmigo", amigos que se irán y otros vendrán, ya te lo digo.
Ríete de tus defectos y que no te afecten, eso te hará más fuerte, me tienes como testigo. Yo caí, así aprendí que debía quererme, no dependí de nadie que pudiera defenderme.
Solo yo puedo entenderme, y ya nunca me miento, pero para conocerme necesité algo de tiempo. Y ahora sé quién soy y lo que valgo, sé seguro que voy a poder con todo lo que cargo, que no es poco.
Hay pocos que quieren verte feliz, para conseguirlo solamente tienes que creer en ti.
Tú eres único, y tú eres única, y no dejes que te digan lo contrario nunca. La sociedad es la que se inventa tus complejos y se aprovecha de ellos.
Mejor escucha esta música y desentierra de una vez tu confianza, pon lo que te importa y lo que no en una balanza.
Cuando te des cuenta entonces podrás avanzar, algunos lanzarán lanzas que ya no te alcanzan.

-Cree en ti.
Porta.-

lunes, 14 de julio de 2014

Hacia casa.

Yo no quería volver a casa. Yo quería ir y verte. Y tampoco estaba tan lejos. A saber cuántos centenares de veces he recorrido esos caminos. Mi casa pillaba mucho más lejos. Pero se me cruzó entre ceja y ceja la idea de ir a casa. A ello le alentaba el inmenso dolor de pies, cadera y la rodilla. Y sin olvidar mi vergüenza frente a tus amig@s y lo sosa que soy.
Me moría de ganas de verte. Aún lo hago. Eres la primera persona a la que dije que había vuelto de vacaciones y precisamente porque con quien yo quería salir era contigo. Pero soy imbécil, y en vez de ir a verte, de estar, simplemente el echo de estar, contigo, preferí darme media vuelta e ir en dirección contraria. Hacia mi casa.
Ahora lo pienso y me angustio y, sí, estoy llorando otra vez, pero yo quiero verte y abrazarte y estar contigo. Y por cosas como esta, yo sola la cago y pierdo oportunidades.

16 Una extraña composición.

Pero qué te crees niña,
si tienes solo dieciséis.

¿Quieres salir de noche?
Explícame tú, para qué.
No fumas, no bebes...
¿Qué clase de diversión es?

Mírate, estas sola,
Los demás evolucionan
Tu pareces una cría aún.

¿Y qué es de tu vida?
¿Qué es la vida sin un poco de chispa?
Como no sea del mechero que siempre llevas encima...

Has observado el espejo
y te has desilusionado.
No eres la tía buena
Que atrae hasta al más colgado.

Y aquél beso dado,
Más fue de pena y de favor
Que por su propio agrado.

martes, 1 de julio de 2014

Bajón

Jejey. Aquí estoy llorando por un bajón super estúpido como los que ya hace mucho que no me pasaban. No sé por qué. Quizá sea porque no te voy a ver en 15 días. Porque no me va a servir ese abrazo para refugiarme en él cuando te necesite. Porque no le he echado huevos para besarte o intentarlo al menos. Porque no sé cómo ayudarte cuando te dan esos ataques. Porque soy celosa y veo que acercas tu boca a la de otra cuando yo me quedo con ganas de todo. No lo sé. Es por todo. Y por nada. Porque es totalmente estúpido lo que me pasa, pero eso es. Te voy a echar de menos. Me has prometido que hablaremos, sin embargo, te echaré de menos.

lunes, 30 de junio de 2014

Cuando tengas novio.

"Prométeme que cuando tengas novio no le caeré mal." Si tengo novio eso no es algo que pueda prometer,  pero no sé si te has parado a pensar que yo el novio que quiero eres tú.

Antes de marchar.

Y antes de marchar te veré. Te abrazaré, te diré que te echaré de menos. No suelo mentir, y por nada lo haré.
Y antes de marchar, me acercaré a ti y sabiendo que en mucho no te volveré a ver, me arriesgaré y lo haré. Besaré esos labios una última vez.
Sin embargo comprobaré que nada fue real, porque antes de marchar, despertaré del bonito sueño.

Ganas.

Y las ganas de verte, abrazarte y si tuviese ovarios suficientes, hasta besarte.
Nadie me las quita, y aumentan a cada rato. Daría lo que fuera por estar a tu lado en tus malos momentos, aunque no fuese más que para darte un abrazo. No soporto saber que estás mal y no poder hacer nada, ni saber entretenerte. Yo solo puedo abrazarte fuerte.
Y antes de irme, lo último que quiero hacer es verte y estrecharte fuerte para llevarte conmigo, y cuando vuelva, que eso mismo sea de lo primero que haga.
Quizá esté obsesionada pero ya no sé que hacer sin verte tanto tiempo.

viernes, 27 de junio de 2014

Por recordar.

Aquí me encuentro. Bajo la sábana con una fina blusa para dormir. Rodeada de mis peluches, mis más fieles amigos. Y escuchando esa canción. Una canción que solo me recuerda a él. Es una preciosa canción y la conocí por él. Y simplemente escucho por recordar. Por recordar esos días en los que las cosas iban bien. En los que me comía el coco, pero todo iba bien. Ahora todo ha cambiado. Y no sé por qué.
¿Y qué hago aquí mirando el techo, a pocos minutos de tus besos, soñando esperanzas, un simple juego, llorando por dentro y te echo de menos?
Un día dije que si estar con él era lo peor que iba a hacer, prefiero pasarme la vida haciéndolo. Pero para eso necesito algo más y no sólo mi afán. ¿Qué ocurrió? No lo sé. Pero ahora pienso y sé algo. Lo voy a pasar mal sin verle.

Fragmentos y Frases.

"Temía lo que más deseaba: que me besara. No estar a la altura de las historias que todo el mundo contaba. Temía no hacerlo lo bastante bien, que mi primer beso provocara rechazo, no amor. Aun así, coleccionaba historias de besos."
Desde mi Cielo, Sebold Alice

-----------

"El bien es al individuo lo que la moral al grupo."
"《Nadie lee dos veces el mismo libro.》Nadie es dos veces la misma persona en épocas diferentes. "
"Cierto es que se lee para distraerse, pero si un libro consigue hacerle meditar, ir más allá de lo que se dice o insinúa, ése es un buen libro."

miércoles, 25 de junio de 2014

¿Qué ha cambiado?

Dime... ¿qué he hecho mal? ¿Por qué cuando ahora leo conversaciones pasadas, conversaciones incluso de al poco de conocernos, parece que tontearas conmigo? Me refiero, ¿por qué tonteabas entonces y no ahora? ¿Qué he hecho? ¿En qué he cambiado? Ó, ¿de qué te has dado cuenta? ¿Te llegué a gustar algo acaso? ¿Te interesé en algún momento?

Dime, ¿por qué antes sí, y ahora no? ¿Qué debo hacer, qué debo cambiar, para que te vuelva a interesar? No sabes los sentimientos contradictorios que me asaltan con esas conversaciones. Me rio recordando, pero me dan ganas de echarme a llorar, porque no sé el motivo de por qué si antes algo llegó a atraerte, ya no lo hay.

Dime qué era. Y lo haré retornar si hace falta...

K.

Que los lobos protejan vuestros sueños.

Vergüenza.

Hoy, por primera vez he hecho una de las cosas que más me gustan pero más vergüenza me dan en todo el universo. He cogido un micrófono y he cantado delante de gente. Mucha gente. Muchos compañeros y sus familiares y amigos, y profesora/es. Delante de mis padres.

Nunca había cantado en serio delante de tanta gente, delante de nadie sin contar mis mejores amiga/os prácticamente. Ni delante de mis padres. Y me he subido a esa tarima, y la he cagado.

Los nervios se han apoderado de mi. El miedo a equivocarme, a que no saliera como yo quería y a que, la canción que iba para mi madre, se jodiera. Y así ha ocurrido. La base se escuchaba de pena, yo ni la oía. Los nervios hacían temblar el micrófono, y el miedo me ha hecho soltar un gallo, que ha desencadenado risas y por tanto más gallos.

Hasta que me he comido una estrofa y he parado. Ha sido un desastre. A mamá le ha gustado, se ha emocionado y ha llorado; pero yo no estoy orgullosa conmigo misma. Yo sé esa canción de memoria. Yo sé cantarla sin fallar. Y sin embargo los putos nervios, la vergüenza, y el miedo me ha fastidiado.

Este mismo curso la profesora de historia me dijo que no podía empezar las cosas pensando que iban a salir mal porque, entonces, es cuando sí que salían mal seguro. Ojalá te hubiera escuchado, Laura.

K.
Que los lobos protejan vuestros sueños. 

lunes, 23 de junio de 2014

Planes: nunca funcionan.

Mis planes nunca funcionan. Siempre pienso qué hacer y qué decir, pero a la hora de la verdad reculo.

Lo tengo clarísimo en mi mente, todo pensado, hasta las posibles consecuencias. Pero en el momento de besarte, o de decirte algo, me pueden el miedo y las dudas y no lo hago.

Las veces que habré pensado en besarte en el momento que te acerques. O cuando nos despedimos. Todo está calculado. No puede salir tan mal. Hasta en caso de que me separes, sé las palabras y el tono exacto que usarías. ¿Entonces qué me preocupa? Pues el qué pasará después. Si todo seguirá igual o si me tomarás por yo que sé y me dejarás de hablar.

O el decirte claramente que me gustas y que me aclares las cosas para acabar con esto y tantísimas otras cosas. Todo pensado, todas las frases formuladas. Pero es verte y dudo. Me derrumbo. No soy de letras, no sé usar las palabras dices. Entonces, cómo podría hacer que me comprendieras bien sin ningún mal entendido y que después todo siguiera bien, si encima me trabo al verte y mi cabeza no piensa y digiere lo que debe.

No. No es posible y no lo será. A no ser que un día me de un venazo y las cosas cambien. Pero eso es muy raro. No. Odio mi mente y lo que ésta crea.

martes, 17 de junio de 2014

Ha dolido.

Que estúpido es, pero me he puesto a llorar. Me ha dolido lo ocurrido. No es suficiente con mis celos. No es suficiente con que no te haya abrazado al verte hoy, si no que no lo he hecho en ningún momento siguiente. Ni tú has hecho tampoco el amago. Pero lo que ya ha colmado y ha soltado las lágrimas ha sido al irme.
Yo me he apartado cuando me has ido a dar dos besos pero porque quería abrazarte el último. Quería agarrarte y decirte con un abrazo lo que no he dicho el resto de la tarde.
Pero no. Me has dicho que no cuando me he acercado para ese abrazo y así me he ido.
Con la música a tope en ambos auriculares y una canción triste y he empezado a llorar. Para colmo la segunda canción que empezaba era una tuya. No he podido escuchar tu voz sin que aumentaran las convulsiones y la he cambiado.
Tú no te das cuenta de nada de esto, pero lo sufro. Y sufro cada vez que no te veo. Cada vez que pienso el "hoy podría haberme vuelto loca y haberle besado.". Me mata  los celos y me mata el necesitar ese abrazo. TÚ abrazo. Tu pecho y tus brazos.

Celos.

¿Quieres saber qué pollas me pasa? No creo que seas subnormal, sé que soy transparente y se ve que no estoy bien, pero no trasluce el por qué.
El por qué es sencillo. Celos. Me matan los putos celos. Unos celos que probablemente tengan de base real lo mismo que yo de  rubia.
Pero qué se puede esperar cuando estás rodeado de tías buenas y simpáticas. Y ninguna de ellas soy yo. Yo soy la amiga por la que las conoces.
Porque por mucho que digas que pasas del cuerpo, te tiran más unas tetas y un culo que alguien así.
"Cuando aprendas a quererte te querrán." ¿Para qué? Eso es mentira. Yo me conseguí querer. Me gustaba como era. ¿Y me ha traído eso algo bueno? Nada.
Tú no te das cuenta, pero cada vez que te juntas con ella pasas del resto. Pasas de mi. Y cuando con la otra haces movimientos raros que parecen hasta un beso me dan vuelcos y me oprime. Luego me digo a mi misma que no puede ser, pero eso no ayuda.
Odio los celos. Los celos matan y corroen. Pero cuando tengo amigas que están buenas, son guapas y simpáticas, es algo que me salta cual instinto animal.

domingo, 15 de junio de 2014

Cambio de grupos.

Es genial cuando tú sales con el grupo de amigos del chico que te gusta, que ni siquiera es tu novio, y él sale con tu grupo de amigos.

Lo peor es que los celos corroen porque sabes cómo son TUS amigas.

Pensando.

He estado pensando. Pensando en si sería mejor no volver a verte. Pensando cuál puede ser la mejor manera de dejar lo que siento ya en un pasado. Pero no sé qué hacer ni cómo.

Por qué es sencillo. Estoy confusa. Sabes bien lo que siento. Sabes que estoy enamorada de ti aunque suene asqueroso decirlo. Sin embargo, no muestras señas de que yo te guste ni un poquito. Tonteas con mis amigas y me cuentas lios y rollos que has tenido o has podido llegar a tener y por una razón u otra no han pasado.

No hay señales de que te atraiga lo más mínimo. Y sin embargo me confundes por WhatsApp. Maldita forma de comunicación. Quisiera saber cómo hablas a tu resto de amigas. No porque quiera ser una cotilla. No porque quiera meter mis narices en tu vida, si no porque me descolocas.

En persona, nada más que esos abrazos a veces, tan fortuitos o de despedida son la única muestra de cariño de verdad. Pero por WhatsApp, me llamas de formas que a mi me dan vuelcos raros, pero que no sé si se lo dices a más amigas. Supongo que sí, pero hay cosas que no puedo evitar que me sigan produciendo cacaos mentales.

Detesto quedar contigo. No por el estar contigo. Lo paso mal cuando veo que me ignoras casi y pasas más rato con mis amigas, pero no soy quién para decir nada. Por lo que lo odio es por el momento del abrazo. El abrazo de adiós. No los soporto. Muchas veces te doy ese abrazo sin saber cuándo será el siguiente. Me paso los ratos pensando dónde puedo hacer un hueco y con qué excusa para estar contigo. Después de 9 meses me sigo dando cuenta de que apenas te conozco. Y sin embargo ya no sé qué haría si te fueras.

Me gustaría que cambiaran los abrazos. Que no fueran de adiós, si no simples hasta luego. Que no pasaran semanas sin vernos. Me gustaría que, cada uno con su libertad, pudiéramos pasar tiempo los dos. El problema es que para eso quizá habría que ser algo más y eso no va a ser.

No sé qué debo hacer.
K.

viernes, 13 de junio de 2014

Hace gracia.

Me hace gracia, que veas a tías monas a las que "les dan pena los gorditos" porque no tienen novia y dicen que son muy majos, y luego sean las primeras que mojan por una tableta.

Me hace gracia que los mismos que dicen que el físico no importa y que "las bajitas" o "las rellenitas" son adorables; den giros de 180° para verle el culo a la tía buena de turno.

Luego claro, están esos que pasan de lo que ves y realmente se fijan en cómo es. No digo que tampoco influya algo el físico, pero principalmente eso da igual. Pero claro, si piensas eso, si dices que es así, que prefieres un rellenito simpático y gracioso a una tableta te tachan de mentirosa y se crea el caos.

Estoy cansada de ver a tías buenas que se llevan a todo aquél que te gusta. Aún tengo la esperanza, aún sigo esperando a que eso cambie.

miércoles, 11 de junio de 2014

Castañita.

Para Castañita, la de verdad.

Hubo una vez, en un pequeño mundo paralelo al nuestro, un mundo donde los animales y los frutos hablaban y pensaban, un gran castaño lleno de castañas.
La historia que vamos a contar, sin embargo, tiene que ver con una de ellas y con otros extraños seres.
La protagonista de nuestra historia se llamaba Castañita.

Castañita era una más en ese árbol, sin embargo ella muchas veces se sentía sola. Castañita había sufrido mucho en su vida. Había tenido muchas amigas castañas a su lado más veces, pero siempre la abandonaban.
Nuestra pequeña Castañita se sentía débil y sola. Quería bajar de ese árbol y explorar mundo, pero le daba miedo salir de la que había sido su casa tanto tiempo.
Castañita nunca decía te quiero, Castañita se mostraba arisca con la gente. Todo por miedo a que una vez más la pudieran abandonar.

Un día, casi de la nada apareció una pitufa. Era una pitufa bastante rara y algo chalada, pero pronto se hizo un huequito dentro de la Castañita. Sin embargo, Castañita seguía teniendo miedo. ¿Y si la pitufa un día le abandonaba?

Castañita seguía sintiendo miedo y ganas de escapar de su árbol, pero no podía hacerlo. Castañita empezó a escuchar a un búho ulular en algún lugar. Ese búho la ayudó con su canción a pasar complicaciones y para su sorpresa un día le conoció.

Era un búho sabio y sonámbulo. Siempre vivía agotado, pero pese a ello no debaja de ulular. El búho empezó a hablar con Castañita y se convirtió en otro apoyo en su vida. Pero Castañita aún tenía miedo.

Lo que Castañita no sabía, es que tanto el sabio búho como la alocada Pitufa, pese a los enfados que pudieran sufrir, nunca la abandonarían. Muchas veces Castañita había escuchado argumentos tales, y siempre la habían dejado a su suerte al final. La pequeña Pitufa no podía prometer un para siempre, porque un siempre es mucho tiempo, sin embargo si podía prometer un durante mucho.

Castañita seguía teniendo miedo, pero ahora sabía que tenía gente. Había más animales que se le habían ido sumando. La Ardilla Lerda, el Ermitaño... Castañita empezó a encontrar a gente a quien quería y quienes la querían.

Y un día se armó de valor, aunque en el fondo ella siempre había sido fuerte. Bajó de ese árbol,
Y salió a cumplir sus sueños.

K.

lunes, 9 de junio de 2014

Disfraz.

Hace no tanto tiempo, mi mejor amiga le dijo a una profesora cuando nos dijo de disfrazarnos que cómo vamos a disfrazarnos de otra gente cuando ni siquiera sabemos quienes somos nosotros mismos. Eso me hizo pensar.
Yo no sé que quiero hacer ni cómo quiero ser. Ni tan siquiera sé quién soy, es cierto. Pero quizá por esa misma razón me gusta disfrazarme. Disfrazarme de otra persona me hace ser alguien aunque ese alguien no sea yo. Me hace tener clara una personalidad. Me hace distanciarme del yo y de mis indecisiones, mis dudas. Quizá esa fuera otra de las razones que me llevaron a teñirme el pelo de colores. Es mi pelo. Sigo siendo yo. Pero ya no soy "yo misma". Soy una yo diferente. O eso trato de serlo. Simplemente por distanciarme de mis miedos. Por decirme, yo puedo.
Ella tenía razón. No sé quién soy, quizá solo me esconda tras un disfraz, pero esos cambios, también ayudan a descubrirlo, a descubrirme, poco a poco.

Que los lobos protejan vuestros sueños.
K.

lunes, 19 de mayo de 2014

Te quiero.

Te quiero.
Esas dos palabras, que abarcan tanto y expresan tan poco. Esas palabras que temes pronunciar por lo que pueda pasar.
Te quiero. Es así, y tan fácil no se va a arreglar.
K.

domingo, 11 de mayo de 2014

Odio los besos.

Dolía ver los besos en las películas. Les cogí asco cual niña pequeña que ve un beso y dice puaj. Así estaba. Les odiaba, les tenia asco, y tenía celos. Odiaba a cada pareja que se besaba como restregando el poder probar unos labios mientras yo esquivaba la imagen.

Sin embargo ya sé lo que es un beso. Y por eso los vuelvo a odiar. Ahora sin embargo los odio de una manera diferente. Ahora es ver un beso en una película y me acuerdo de cómo es besar unos labios. De qué se siente al rozar esos carnosos labios, de cuan extraña es la primera vez que juegas con la lengua y tocas la de otra persona.

Ahora, al ver un beso vuelvo a tener celos. Celos por no poder volver a sentir esos labios. Porque todo quedó ahí. Sin embargo con beso o sin él yo te quería ya y te sigo queriendo por desgracia. Por eso ahora veo los besos de otra manera. Ahora los veo y te veo. Y te siento. Es tu fantasma invisible que se posa sobre mi boca y me recuerda el tacto de otros labios, tus labios, sobre los mios.

Se supone que no tenía que idealizar ese beso, y no lo he hecho, sé que habrá mejores y habrá otros que idealizar. Pero ese beso lo que hizo es dejarme sedienta. Querer más, verte y quererlos rozar. La de veces que habré soñando despierta y dormida con el hecho de acercarme a ti y besarte.

K.

"Un beso limpio, suave y en el labio, sutil caricia que no te hará daño."

jueves, 8 de mayo de 2014

No tan Únicos.

Nos creemos únicos y especiales. Pensamos que hay cosas que solo hacemos o solo nos pasan a nosotros y no es así.

Todos -o al menos estas generaciones o la mia como poco- tenemos ese dilema de hablar o no a esa persona por si la molestamos, o quizá no quiera hablar con nosotras, o le parezcamos pesados. Todas hemos hecho de niños -e incluso mayores- lo de seguir las gotitas en el cristal, todos nos "indignamos cuando estamos cantando una canción y la canción se confunde de letra" y todas esas cosas que con un simple vistazo, en redes sociales como Twitter vemos a diario.

Así estos ejemplos como tantísimo otros, claro. Nos creemos únicos y sin embargo todos actuamos prácticamente igual ante las situaciones, solo que con alguna pequeña variación.

Pareciera que somos máquinas programadas con las mismas ideas básicas pero con distintas probabilidades en otras cosas.

Nos creemos especiales, y sin embargo, ahí puedes estar, frente al móvil preguntándote si mandar un WhatsApp o no a la persona que te gusta por si las molestas, o que lo haga ella primero si quiere hablar. Todos, al final, seguimos unos mismos pasos con muchas cosas cotidianas.

Que los lobos protejan vuestros sueños. 
K.H.R.L.

martes, 6 de mayo de 2014

Destruyes todo.


Dime, ¿intentas ponerte en contra de todo lo que me gusta?
Y sí, me refiero a ti.
Primero fueron Los Juegos Del Hambre, luego mi actriz favorita, luego el anarquismo. Ahora mi ídolo en el mundo de la música. Dime, ¿lo haces aposta? ¿Intentas destruir TODO lo que me gusta? No sé, a este paso tendrás que destruirte tú mismo.
Intentas distorsionarme la imagen de todo o eso parece. Eres una de las personas que más aprecio y a quién más quiero. Pero me lanzas pequeñas balas que hieren.
Sin embargo, extrañamente, no me enfado contigo por eso. Me he mosqueado con otras personas por menos. Incluso por cosas que han acusado sobre ti sin razón y sin conocerte. Pero contigo no. Contigo por alguna razón no me enfado. Sin embargo después de eso no te hablo, pero precisamente porque no sé lo que pensarás tú de estas situaciones.

En serio, deja de buscar lo que me gusta y tratar de destruirlo porque parece que es eso lo que intentas. Y aunque en verdad no lo consigas, como vayas a destruirte a ti mismo sí que lo harás y no quiero eso.

Esto no tiene sentido porque en realidad no haces eso y no harías eso. Pero aun así, por favor, cada uno piensa y le gusta lo que quiere. Deja de intentar destruir los castillos y sueños de los demás. Algún día seremos nosotros solos los que nos demos cuenta y se nos caerán encima. No adelantes los acontecimientos.

K.H.R.L.

domingo, 4 de mayo de 2014

Pensamientos.

Tengo esa extraña sensación, manía, llámalo como quieras, de estar enamorada, estar pasándolo mal, o pensar algo, y querer decirlo y no poder.
No. No poder por el simple hecho de que decirlo convertiría esos miedos o deseos, esos sueños, en una realidad. Ya no serían pensamientos que podrían o no haber existido en mi mente sin que nadie más lo supiera. Ya es algo dicho en voz alta.
Por que esa es otra, son cosas demasiado importantes para mi como para contárselas a un@ amig@ por medio de una pantallita. No. Son cosas que si salen de mi, tienen que ser mediante voz.
Otro aditivo más. Odio las cursiladas, y esas cosas que pasan por la mente, dichas suenan como tales. Contar un sueño, decir lo que deseo. Esas cosas no puedo darlas forma fuera de mi mente por éstas razones.
¿Qué ocurre entonces? Pues nada, que me tengo que aguantar y comerme mis pensamientos sin poder decírselos a nadie. Sin poder desahogarme, y son esos los pensamientos que van haciéndose una bola cada vez más grande y acaban empujando las lágrimas al exterior en el momento menos -o debido a tantas, ya más- pensado incitados por una pequeña chispa, un pequeño y fugaz atisbo de pensamiento.
K.H.R.L.

La Ladrona De Libros -fragmento-

Uno de mis fragmentos preferidos de este fantástico libro.


<<     La ventana.
Manos en el marco, tijereta con las piernas.
Pies en el suelo.
Libros, hojas y un lugar dichoso.

Sacó un libro de las estanterías y se sentó con él en el suelo.
Se preguntó si estaría en casa, aunque le daba igual si Ilsa Hermann estaba pelando patatas en la cocina o haciendo cola en correos. O de pie como un fantasma cerniéndose sobre ella, intentando adivinar qué leía.
Sinceramente, ya no le importaba.
Durante un buen rato se limitó a quedarse sentada y mirar.
Había visto morir a su hermano con un ojo abierto y el otro todavía soñando. Se había despedido de su madre y había imaginado la solitaria espera en un tren que la llevaría de vuelta al olvido. Una mujer hecha un manojo de nervios se había tumbado en el suelo y su grito había rodado por la calle hasta volcarse, como una moneda que ha perdido empuje. Un joven colgaba de una cuerda hecha de nieve de Stalingrado. Había visto desfilar hacia un campo de concentración a un judío que en dos ocasiones le había entregado las páginas más hermosas de su vida. Y en medio de todo, veía al Führer gritando sus palabras y repartiéndolas a su alrededor.
Esas imágenes eran el mundo, que se removía en su interior mientras seguía allí sentada, con los hermosos libros de cuidados títulos. Se removía en ella al tiempo que hojeaba las páginas atestadas de párrafos y palabras.
Qué hijos de puta, pensó.
Qué adorables hijos de puta.
No me hagáis feliz. Por favor, no me cameléis y me dejéis creer que algo bueno puede salir de todo esto. ¿No veis los moretones? ¿No veis esta raspadura? ¿No veis la herida que tengo dentro? ¿No veis cómo se extiende y me corroe ante vuestros ojos? No quiero volver a tener esperanzas. No quiero rezar para que Max esté vivo y a salvo. O Alex Steiner.
Porque el mundo no se los merece.

Arrancó una página del libro y la partió en dos.
Luego un capítulo.
Pronto no quedaron más que trocitos de palabras esparcidos entre sus piernas a su alrededor. Las palabras. ¿Por qué tenían que existir? Sin ellas nada hubiera pasado. Sin palabras, el Führer no era nada. No habría prisioneros renqueantes, ni nadie necesitaría consuelo o trucos palabreros para hacernos sentir mejor.
¿Qué tenían de bueno las palabras?
Esta vez lo dijo en  alto a la luz anaranjada que inundaba la habitación.


         -¿Qué tienen de bueno las palabras?   >>

La Ladrona de Libros, Markus Zusak



Os recomiendo el libro. 

Que los lobos aúllen en vuestras noches. 
K.H.R.L.

viernes, 2 de mayo de 2014

Adaptaciones a pantalla.

*Para empezar, yo no soy ninguna experta en cine ni crítica profesional de lo mismo, yo comento según mis opiniones y emociones como lectora y como observadora de la película.*

Buenas noches, estoy super indignada esta noche.

¿Cuántas veces hemos leído un libro y después hemos visto la película basada en él, y nos ha decepcionado? ¿Muchas verdad?

Esto ocurre con muchas películas, aunque también hay que admitir que otras están bien, pero casi por regla general -o por lo menos las películas que yo he visto basadas en- dejan mucho, pero muchíiisimo que desear.

Hace unos años leí tanto Mundo de Tinta como la trilogía de La Brújula Dorada. Tengo la teoría de que no se han hecho más que una película de cada trilogía por lo mal adaptadas que están.

Sinceramente cuando veo estas cosas lo único que me sale es "se han cargado el libro".

En fin, esta noche mi cabreo se debe a la película "La Ladrona de Libros". Como película la verdad que puede ser muy bonita. Pero este es uno de los considerables casos de "se han cargado el libro".

Markus Zusak ha conseguido que este libro sea mi favorito. Sin ser una historia típica de amor ni nada por el estilo me enganchó. Es una historia simplemente preciosa, pero por todo lo que mueve. La relación de Liesel con su padre, con su amigo Rudy, con Max, con los libros. Con absolutamente todo.

Este libro tiene 533 páginas. Me leí en una tarde las 250 -aproximadamente- últimas, y no dejé de llorar en ningún momento. Es el libro con el que más he llorado, y eso que soy sensible, lloro enseguida y hasta el momento no había llorado con un libro más de lo que lo había hecho con "El Catalejo Lacado". Pues "La Ladrona de Libros" consiguió superar con creces ese récord.

Precisamente de ahí viene mi indignación. Un libro tan lleno de emoción, con tanta complicidad entre todos y cada uno de los personajes, ¿y hacen así la película? Yo no sé que pensaría Markus sobre ella, pero desde luego yo no la considero una buena adaptación.

Cuando basas una película en un libro, no todo puede ser igual, entre otras cosas porque si no habría algunas que durarían días. Todo lector que vaya a ver una película lo sabe en el momento que se sienta ante la pantalla. Pero si estás basándote en un libro, qué menos que intentar sacar lo más posible o las cosas importantes. Y si no, no pongas el mismo título que el libro, y simplemente pon basado en ello. Si simplemente cambiaran el título, ya lo que hayan leído el libro no se llevarían tan mal sabor de boca cuando la terminan.

Como he dicho al principio, no soy crítica, y actuo por impulsos. Por tanto, como última anotación de la entrada, quería poner una cosa:

Etapas que sufre un lector tras ver la película de la adaptación de un libro -sobre todo si es su favorito-:
1. Frustración -ves la película, está mal, pero no puedes hacer nada.
2. Enfadado -la película ha acabado y estaba mal. Te enfadas porque no han sabido mostrar lo que debían.
3. Lloro desconsolado -te parece que han desgarrado tu libro favorito sin contemplación alguna, ves que nadie entiende tu sufrimiento, y necesitas que te abracen mientras te desahogas llorando.

Buenas noches y que los lobos protejan vuestros sueños.
K.H.R.L.

domingo, 20 de abril de 2014

Ni aún tratando de dar voz a los sentimientos.



Hola Idiota,

Te dije que te quiero, pero no sé hasta qué punto eres consiente de lo cierto que es eso. Sin embargo, es muy real. Es tan real como tú y como yo.

Te quiero y sé que tú a mi no, pero que quieres que haga, quizá tenga cierto aire de masoca jajaja
No voy a mentir. Ni a ti ni a mi me voy a mentir.  He tratado de pasar de lo que siento, dejarlo de lado para olvidar, porque sé que es lo mejor. Pero no he podido aún.

No he podido.

¿Sábes lo que es tenerte delante? No te veo casi, pero cuando lo hago, por un momento me olvido de lo demás. Me olvido de todo lo que pensaba, me olvido de que no me quieres como yo a ti. El verte, mirarte a los ojos cuando hablas, y cuando no. ¡Yo que sé si te pongo ojitos o no! eso no depende de mi, no de mi parte consciente al menos. Tú no sabes lo que me supone estar a tu lado o enfrente tuya. Me haces sentir pequeña, pero también me siento protegida. Poco me importa si eres un vacilón. Escucharte y poder estar a tu lado es lo que me importa. 

Yo no sé si te das cuenta, supongo que sí lo haces, pero no dices nada ni haces nada para evitarlo, pero intento acercarme lo más posible a ti siempre, intento rozarte la mano, sin que se note o lo notes tampoco demasiado. Me quedo boba mirando tus ojos. Parece una tontería, pero adoro tus ojos. No son claros, no tienen ningún color "especial". Y sin embargo me fascinan. 

Tus ojos son mi primera debilidad. Después están tus brazos y tu pecho, con los que me encuentro en cada abrazo. Me engullen y siento mi oido sobre tu pecho y tus brazos rodeándome mientras yo hago lo propio con tu torso. Cada vez que esto pasa, cada vez que me abrazas quisiera no volver a soltarte. Qué simple e infantil suena. "Un abrazo". Y sin embargo, es a lo máximo que puedo aspirar. Y cuando quiero animarte no tengo otra cosa que decir más que "te debo un abrazo". Que ingenua soy.

Y ya la gran debilidad cómo no, es un beso. Sí, un beso. Parece lo más obvio del mundo. Pero yo solo sé lo que es y significa ese beso. Yo solo sé lo que es y lo que no debe ser. Y la verdad que no lo ha sido, porque en el momento del beso ya era muy tarde para volver atrás. Por tanto, la promesa se podría considerar que sigue intacta, el problema, es que ya entonces no tenía sentido.

Tengo sed. No lo voy a negar y mis sueños son firmes pruebas de ello. Son la prueba y la tortura. Pero al igual que lo que ya ha pasado no se puede cambiar, yo no puedo escribir ni guiar mis sueños.


Todo esto parecen topicazos. Quizá lo sean, quizás no. Pero sea lo que sea, es así. Y una cosa dejaré clara. Las palabras sirven para expresar y dar voz a cosas que no la tienen. Pero nunca se podrá dar voz a los sentimientos tal como son. Podemos intentarlo, podemos intentar que se expresen. Pero aun así, lo que sentimos, lo que siento, aquí no lo veréis reflejado.

K.H.R.L.


viernes, 14 de marzo de 2014

Palabras del momento


Ese momento, en el que lo único que quieres es escribir y no sabes qué. Cuando la rabia te hierve por dentro y los celos arañan tu coraza. El qué escribas es lo de menos. El por qué es lo que te mueve a ello.

Escribes palabras con lágrimas cayendo de tus ojos castaños; verdosos al pestañear y limpiar de gotitas la córnea como si de un parabrisas se tratara. Lágrimas de furia, lágrimas de dolor. De celos, de odio. Quizá, lo que te impulse por encima de todo eso, el mismo miedo.

Miedo. Miedo a que las cosas no sean como quieres. Miedo a que lo sepa y no lo considere más que una chorrada cualquiera. Miedo a que no comparta el sentimiento proferido. Terror a que alguien más sepa de él. De sus grandes cualidades y encantos. Miedo a que otra le merezca más. A que él quiera más.

Estas veces que el miedo, el dolor, la rabia, la indecisión te abordan no sabes reaccionar. Cuántas veces habrás pasado por esta situación. Cuántas veces te habrás prometido aprender a superar, a olvidar, y a dejar de llorar.

Y aquí estás, amiga mía. Aquí se descubre la verdad. La verdad es que es un obstáculo que debes pero no puedes saltar. La verdad es que aquí te encuentras, escribiendo palabras que ni si quiera vas a repasar. Palabras salidas de esas lágrimas. Palabras que no consiguen explicar tu verdadero sentimiento.

Escuchando música escribes estas palabras que aquí quedarán. Palabras salidas de la emoción. Del momento de creación, sin búsqueda alguna de calidad literaria. Solo son palabras, que aunque no los expresen, te ayudan a sacar de ti esos sentimientos.


Más tarde volverás a llorar. En seguida recordarás y caerás. Pero mírate ahora. Mira las letras que tienes ante ti. ¿Lo ves? Ahora, al menos las ves. Ya no son borrones en una pantalla. Ahora ves letras, palabras y oraciones. Ahora la canción ha cambiado. Tecleas más deprisa, piensas más ágilmente. ¿Lo notas? Ahora tienes una pequeña sonrisa en esos finos labios. Lloras de nuevo, sí. Pero navega dentro de ti. ¿Descubres eso? Ahora ya no pesa tanto el dolor.

Te da igual lo que digan. Este es tu momento. Estas tus palabras. Esta, tu emoción.

Ahora vuelve a mirarte. Sonríes.

K.H.R.L.


miércoles, 29 de enero de 2014

Bromas de Niños...

Bromas de niños...

Solo eramos niños jugando. Pero siempre le acababa tocando ligarla al mismo. A mi. 
"La liga Amelia" 
A veces no era yo la primera opción. Pero yo era la que menos corría y siempre me pillaban.
"Te pesa la tripa"
Risas de niños... ¿qué más daba? Solo eran bromas y eramos crios.

"Gorda"
"Fea"
Y sin faltar claro está el "Cuatro-ojos" correspondiente. En fin. Niños. 

"Oso" debido a la cantidad de pelo en brazos y piernas. 
"Granosa" por el maldito acné. 
Pero... ¿aún solo eran niños? 
Eso pensaba yo. Y sin embargo... ¿esas repentinas depresiones? ¿A qué se debían? 

Yo aún era una cría. Inocente y sensible, pero amable y siempre pensando que las personas son buenas.

Yo aún era una niña. Pero sus bromas habían dejado de serlo.

Y ahora; os cuento cómo esa niña dejó de ser niña. Esa chiquilla llegó a la adolescencia hundida. Y por culpa de esas "bromas" de niños, esa adolescente también dejó de existir.


Kayla Hayden Reed Lancaster